Leo los periódicos digitales de Venezuela, muy mayoritariamente opuestos al cierre -otro más- por el presidente Chavez del canal RCTV (Radio Caracas Televisión) Internacional, primero de los canales por cable en el país y primera tribuna de los voceros de la oposición, junto a otros cinco pequeños canales, después de que hace poco hiciera enmudecer un buen número de emisoras de radio, por no querer todos ellos ser altavoces de un Gobierno cada día más totalitario, inmerso en una crisis social y económica aguda. Leo sobre la muerte por bala de dos estudiantes en Mérida y sobre las muchas manifestaciones y represiones en varias ciudades venezolanas. Leo en los principales diarios de toda la nación los mensajes de preocupación y de protesta llegados de la OEA, de Estados Unidos de América, de Francia o de Chile, así como de muchas organizaciones periodísticas y culturales de todo el mundo. Y veo con tristeza que no veo nada parecido llegado desde España.