Cuando Estella alcanza su mayor edad económica y social. el rey Teobaldo II funda (1258), sobre el barrio de la judería, el monasterio de Santo Domingo, a la vez que protege a franciscanos y benedictinas. Pronto llegarán las clarisas y otras órdenes religiosas.
De aquel gótico temprano y vigoroso nos quedan los tres grandes volúmenes prismáticos de la iglesia, del dormitorio y del refectorio, con aires de fortín. Mucho de lo que un día fue residencia real, centro de estudios, y convento -cuyo último intento llegué a conocer en los sesenta-, es ahora una confortable residencia comarcal de ancianos.
Si bajamos por esas cómodas escaleras, entre cedros, fresnos y yedras, llegamos pronto, en pleno Camino de Santiago o Rúa de Peregrinos, a la iglesia del Santo Sepulcro (s. XIV). Su portada es al gótico lo que la de San Miguel al románico.
Esos apóstoles erguidos, expuestos bajo nichos trilobulares, de largos cabellos y barbas, de vestidos plegados y variado movimiento escultúrico, nos miran ya con la viva expresión cercana de sus ojos almendrados y de su boca enternecida, a punto de florecer en la «sonrisa gótica» de sus homónimos franceses.
Asi los veían, sorprendidos y admirados, los peregrinos jacobeos.
Así los vemos hoy también los peregrinos del eterno camino del arte y de la vida.