«…estos pasmos tan largos»

 

Mas acaece muchas veces comenzar una oración de quietud, a manera de sueño espiritual, que embevece el alma de manera que, si no entendemos cómo se ha de proceder aqui, se puede  perder mucho tiempo y acabar la fuerza por nuestra culpa y con poco merecimiento. (…) Algunas sé que estavan siete u ocho horas, y almas de gran virtud, y todo les parecía era arrobamiento, y cualquier ejercicio las cogía de tal manera, que luego se dejavan a sí mesmas, pareciendo no era bien resisitir al Señor; y ansi poco a poco se podrán morir o tornar tontas, si no procuran el remedio. (…) Ansí aconsejo a las prioras que pongan toda la diligencia posible en quitar estos pasmos tan largos, que no es otra cosa -a mi parecer- sino dar lugar a que se tullan las potencias y sentidos para no hacer lo que su alma les manda; y ansi la quitan la ganancia que, andando cuidadosos,  les suelen acarrear. Si entiende que es flaqueza, quitar los ayunos y deciplinas (digo los que no son forzosos, y a tiempo puede venir que se puedan todos quitar con buena conciencia), darles oficios para que se destraya.

(Santa Teresa de Jesús, Libro de las Fundaciones, 6, 1.2.5.)