No sé si el presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, llama fango al acusar no veladamente al juez Juan Carlos Peinado de prevaricar por razones partidistas.
No sé si llama fango al cometer la vileza de relacionar la causa de su mujer ante el juez con las causas de Ucrania y Palestina.
No sé si llama fango al desnaturalizar el voto de sus simpatizantes, pidiéndoles que lo utilicen en favor de la causa judicial de su mujer.
No sé si llama fango al corromper la justa causa feminista mezclándola con su causa familiar, pudiendo los dos, mujer y marido, haber dado antes explicaciones objetivas sobre las acusaciones fundadas de periodistas bien informados.
No sé si llama fango al haber hecho posible que toda la prensa internacional traiga entre manos el caso de su mujer, convertida en causa de corrupción, con lo que eso significa para el honor del Gobierno de España, y de España misma.
¿Más enfangador que nadie? ¿Más trumpista que nadie?