Qué buena ocasión la Exposición en el Bellas Artes de Bilbao –Hiperrealismo, 1967- 2013– para los que apenas conocíamos este impetuoso movimiento contemporáneo y menos todavía sus obras principales, cuando en todo el mundo se han hecho ya 300 exposiciones de las mismas. Nacido a mediados de los Sesenta en los Estados Unidos de América, sobre todo en Nueva York, por la aplicación de la fotografía al arte de la pintura, la Exposición nos presenta una antología de cuadros fotorrealistas de tres generaciones de autores, la última de ellas con plena utilización de la tecnología informática en la pintura, por la que se llega a un realismo minucioso, superior incluso al fotográfico. Me interesan sobre todo aquellos autores que, al realismo, esplendoroso en ocasiones, de la fotografía-pintura de coches, motos, viviendas, interiores, bodegones, ciudades…, unen sus recursos más originales y creativos, como es el caso de Din Jacot (Chicago, 1949), en Hora punta -graciosa composición de coches y conductores en una congestión de tráfico-, o las dos composiciones del español Bernardo Torrens ( Madrid, 1967), acrílicos sobre tablas, Allí espero, dorso femenino clásico, y El último rayo de sol, cuerpo vertical desnudo de mujer, verdadera obra de arte de estampa romántica, pero toda equilibrio y sosiego, y que podría parecer, a primera vista, una perfecta foto de estudio.