(Jn 1, 14; Luc 2, 8-20; Mt 2, 11)
Hombre de carne y hueso.
Dios hecho carne.
Nunca el hombre entendió
amor tan grande.
Cómo fue tal misterio
nadie lo sabe.
Ni pastores ni magos,
que llegaron de cerca y de lejos
para adorarle.
Su poder y su gloria
cantan los ángeles,
altas voces de Dios,
mas siempre en clave.
Ni siquiera María,
su joven madre,
que en su fiel corazón
guarda el mensaje,
tan humano y divino,
tan inefable,
bajado desde el cielo
por un arcángel.
Hombre de carne y hueso.
Dios hecho carne.
Nunca el hombre entendió
amor tan grande.