Incierta historia

Preparo una ponencia sobre Pericles y la democracia ateniense, por encargo de la Sociedad de Estudios Clásicos, para el próximo día 18 en el Ateneo Navarro, lo que me hace leer y releer miles de páginas de los autores griegos contemporáneos y posteriores, así como de algunos de sus mejores biógrafos y comentaristas. Plutarco, que escribió la grandiosa serie Vidas paralelas, es uno de esos autores posteriores, coleccionador de una rica tradición de seis siglos, que hay que leer con cautela pero siempre con interés. Escribiendo sobre Pericles, transcribe una serie de lo que llama infundios sobre la vida familiar y sexual del prohombre ateniense, y a renglón seguido se pregunta por qué tendría uno que admirarse de que «hombres con la conducta propia de sátiros», anden constantemente «ofreciendo sus difamaciones contra los poderosos a la envidia de la chusma«. Y añade esta dolorida reflexión: «Así parece que en líneas generales es para la historia penosa y difícil de cazar la verdad. Siempre sucede que los que vienen después encuentran en el tiempo un obstáculo para el conocimiento de la realidad, y que la historia coetánea de los hechos y de la vida, unas veces por envidia y mala voluntad, y otras por complacencia y adulación, perjudica y tergiversa la verdad«. Y así desde Plutarco hasta hoy. Y así cada día que pasa. Basta leer los periódicos de hoy y el juicio que aparece en muchos de ellos sobre hechos, no del siglo V a.C., sino de ayer mismo o de anteayer, para experimentar cuán penosa y difícil de cazar es la verdad.