El para-midrash (leyenda o parábola teológica) de la huida de la Sagrada Familia a Egipto, escrito en el contexto de la comparación de Jesús Salvador con Moisés, salvador de su pueblo, ha servido tradicionalmente para hablar de las migraciones. Hoy la situación de los inmigrantes en nuestro continente es bastante negativa. Cuando el primer derecho debe ser no verse obligado a emigrar, los demás son consecuentes con él. Todavía se viola con frecuencia el derecho de asilo de los refugiados y perseguidos, y las leyes de extranjería son cada vez más restrictivas. Recientemente Caritas, CEAR (Comisión española de ayuda al refugiado) y la red Acoge han denunciado las importantes restricciones que la ley de extranjería (LOEX), aprobada en el Congreso, afectarán gravemente a los inmigrantes que viven en España, en lo que atañe a la reagrupación familiar, empadronamiento y período máximo de internamiento. El Parlamento Europeo, a menudo punta de lanza de las buenas causas, ha advertido de la importancia de la reagrupación familiar, ha reafirmado el principio de igualdad en el tratamiento de los inmigrantes regulares y ha invitado a los Estados a ratificar la Convención de la ONU sobre la tutela de los derechos de todos los trabajadores migrantes y de sus familiares. – Los ciudadanos bienestantes y bien pensantes que habitualmernte somos solemos estar de acuerdo con las restricciones, cada día mayores, que imponen nuestros gobiernos, socialdemócratas o liberales, a la inmigración. Pero las organizaciones más generosas y activas, como las antedichas, que trabajan de cerca con los inmigrantes y son mucho más sensibles a su drama y al drama de la desigualdad mundial, deben ser nuestros referentes y nuestros orientadores en este ambiente de confusión y empobrecimiento moral que nos circunda.