Aparición de Jesús a María Magdalena
(Jn, 20, 11-18)
Está del todo claro,
que así lo quiso el evangelista llamado Juan:
Nadie, después de su madre,
le lloró como ella.
Porque nadie le amó como ella,
antes y después de su muerte.
Fue la primera en todo:
la apóstol de los apóstoles,
la discípula predilecta entre los Doce y el resto de discípulos.
Hasta quiso llevarse el cadáver de Jesús,
la mañana del domingo,
del huerto de José de Arimatea,
nuevo edén de salvación y vida nueva.
La única que se arrojó a sus pies y tocó su cuerpo nuevo.
La teóloga que trasmitió el kerigma de la nueva era:
Resucitó Jesús y subió a su Padre,
Dios de todos nosotros.
Mujer curada por Jesús,
de la que echó siete demonios,
fue durante muchos siglos confundida
con una hermosa meretriz,
con una pobre pecadora, perdonada por Jesús:
fácil carne de pintores, escultores, novelistas, hipócritas y enfermizos.
Y apartada así de toda preeminencia
en la Iglesia universal.
***
PD. Santa María Magdalena,
guía a las mujeres
que quieren hacer en esa misma Iglesia
lo que no pudiste tú.