Me envía un amigo internauta un pp. bastante soso sobre los metales que lleva en su cuerpo una persona de 50 años. Lo mejor es su título: Riqueza interior. Humor por humor, lo retitulo La edad de los metales; subo la edad a los 60, un consuelo, y lo pongo en verso, añadiéndole la coletilla de la moraleja clásica:
Plata en el pelo,
oro en los dientes,
plomo en las piernas,
gas en el vientre,
azúcar en la sangre,
hierro doliente
en donde se articulan
todos los muelles.
¡Quién me dijera,
allá, a los veinte,
que a los sesenta
fuera un paciente
al parecer robusto
y resistente,
tan rico de metales
y de otros ingredientes,
dulces o amargos,
graves o leves,
d’ ésos que roen la vida,
d’ ésos que anuncian la muerte!