El teólogo belga José Comblin (1923) ha repartido su múltiple magisterio hablado especialmente en Chile y Brasil, y el escrito en numerosos libros y en las mejores revistas de todo el mundo. Es uno de los más críticos teólogos del momento. Leo su último trabajo Desafíos de fe y política en la globalización, que da razón para muchas reflexiones. Su afirmación inicial de que quien tiene fe hoy día son los pobres, aunque sea una fe milagrera y supersticiosa, tiene como contrapartida la constatación de la falta de fe de las clases dirigentes. Éstas están profundamente secularizadas y forman una sociedad humana totalmente dirigida por la economía. Trabajan intensamente al servicio del mercado intentando obtener los máximos beneficios posibles, produciendo, vendiendo, comprando, consumiendo, publicitando, acumulando. «La fe queda fuera de este horizonte. No se trata de que la clase dominante la rechace, sino que simplemente ha desaparecido de su vida, totalmente integrada en la economía. Algunos puede que mantengan algunas pràcticas, como el bautizo de los niños o las oraciones de los funerales. Puede que respeten al clero y simpaticen con el Papa. Pero esas cuestiones no entran en la vida: forman parte de las relaciones sociales».- ¿Y quiénes no somos la clase dominante en Europa?