La hipocresía de los medios progresistas

 

                     Bastaría su presencia descarada junto a la extrema derecha europea y antieuropeista para que renegáramos de VOX. Ver a sus representantes mitineando en la última campaña de una elección autonómica, o queriendo entrar en los Gobiernos autonómicos, es otra manifiesta contradicción, cuando uno de los puntos capitales de su programa es acabar con el Estado autonómico. Y podríamos seguir por el resto de su programa. Es una desgracia para la España de hoy y para la España del mañana, amargo fruto de la pésima política que estamo sufriendo en las dos últimas décadas.

Pero todo esto no justifica el injusto apelativo común que los  sedicentes medios  progresistas suelen endilgarle: la ultraderecha. He  escrito varias veces que la preposición ultra significa: más allá, y en este caso, más allá de la democracia. Y eso no es cierto, ni formalmente por sus Estatutos, ni realmente por su actuación, por muy nacionalista español que sea. Pero la hipocresía y la doblez de los sedicentes medios progresistas consiste en que , a la vez de todo eso, callan siempre el carácter de ultraizquierda de BILDU, socio del Gobierno de la Nación, que, además de partido netamente separatista, no ha ilegitimado todavía el reciente pasado terrorista de muchos de sus miembros y de su misma procedencia. Y ni siquiera se atreven a llamar extrema izquierda a ESQUERRA REPUBLICANA DE CATALUNYA, partido separatista, socio preferente del Gobierno, que quiere acabar con la Constitución y con la misma existencia de la Nación española, lo mismo que a PODEMOS, nada mmenos que coaligado con el mismo Gobierno, un partido leninista y partidario acérrimo de la autodeterminación de todas las Comunidades Autónomas.

Cuando esos sedicentes medios progresistas hablan a menudo del rechazo de la Unión Europea a los partidos ultraderechistas, no se atreven a recordar que en esa Unión no existen siquiera los partidos comunistas, excrescencias del pasado, ni que son excepción los partidos separatistas -ninguno de ellos grande-, y que en algunos países, como Alemania, están prohibidos tanto los partidos comunistas como los separatistas.

Qué falta de profesionalidad y de decencia…