Escribe Unamuno en 1905 el breve ensayo La crisis actual del patriotismo español, tema sobre el que volverá más de una vez. Diez años antes había escrito ya sobre el auge del sentimiento cosmopolita, unido, como compensación, al creciente sentimiento regional, a expensas del patriotismo nacional. Don Miguel, en estos comienzos de siglo, piensa todavía que bizkaitarras y catalanistas, procedentes del carlismo, hacen bien en rechazar la imposición castellana en casi todos los órdenes de la vida española. Si Castilla fue generosa, en un período de la historia, por su posición interior y por su lengua, al imponer la politica de la nación, es hora de que vascos y catalanes impongan ahora su distinto modo de ser españoles, dejándose de suicidas políticas de aislamiento, de beduinismos y de reinos de taifas. En estos primeros momentos de 2008, en los que escribo, frescas todavía las amenazas de Ibarretxe de imponer su referéndum de autodetermianción en octubre de este año, y sonoros todavía los gritos en San Mamés, iluminados por las llamas en que ardía una gran bandera española, duele leer estos párrafos al ilustre bilbaíno, nacido en la calle Ronda, 16: «Si, como se dice en España, los vascos, por una u otra razón, mostramos mayor capacidad para la administración pública que los demás pueblos de la nación, no debemos contentarnos con el especial régimen administrativo-autonómico, sino que debemos tender a apoderarnos de las riendas administrativas españolas y administrar a los demás, ya que ellos no saben hacerlo, y enseñarles cómo se administra. Si, como yo creo, el pueblo vasco es en España el pueblo más capacitado para la íntima vida de la cultura espiritual, no gozará de ésta mientras no trate de adquirirla esforzándose por imponérsela a los demás pueblos que con él conviven la vida española».