La invasión de los necios e idiotas

 

         No seré yo quien abra este modesto cuaderno de bitácora para recoger, día tras día, o, semana tras semana, las mil falsedades, necedades, provocaciones, estridencias, insultos, injurias, calumnias, amenazas, incluso incitaciones a la violencia y al crimen …, extremos muchas veces punibles y penados, de personajillos ignaros o enloquecidos, se llamen concejales de Madrid o parlamentarios navarros. Ni voy a hacer la mínima propaganda a todos los que se hayan solidarizado con ellos, como las alcaldesas de Madrid y Barcelona, los líderes de Podemos y otros actores ejusdem furfuris. NoPensamos a veces que debemos refutarles, recriminarles o adoctrinales, y lo que hacemos es expandir sus nombres y sus hechos, darles importancia social y protagonismo inmerecido. De ello se han servidio todos los pillos de la historia. Como muchos de tales extremos tienen su sede original en las redes sociales, en ellas se cultivan y en ellas se  propagan, no puedo menos de citar a Umberto Ecco, a quien acabo de  escuchar, largamente, en su versión original,  aunque sin llegar ni de lejos a la condena general de la Red, que es mi útil de trabajo por excelencia: Las redes sociales han generado una generación de imbéciles, que les dan  el derecho de hablar a legiones de  idiotas, que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad, y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios. En ciertos  casos, mucho más: la invasión de los nuevos  bárbaros.