La mundialización de la ética

Si las religiones no abandonan el terreno de la confrontación y buscan el encuentro, no habrá paz entre las naciones. Este fue el santo y seña de Hans Küng, el teólogo católico que mejor estudió las tres Religiones del Libro y más trabajó por una ética mundial, con sus libros, sus intervenciones orales, sus dos Institutos en Tubinga, su Fundación y sus numerosos viajes.

Según el teólogo suizo, las tres Religiones, además de tener como principio común la llamada Regla de oro y la de plata, coinciden en cuatro grandes principios o mandamientos más concretos y cotidianos: No matarás. No robarás. No mentirás. No harás mal uso de la sexualidad.

No sólo pidió el diálogo entre religiones, sino que contó también con los que carecen de fe religiosa. Supo vincular las normas morales con la tradición, sin dejarlas en un puro formalismo, ajeno a la experiencia y costumbres de las masas, porque la ética universal necesita un consenso universal. Y nos dejó un proyecto de una ética mundial, como nadie lo había hecho hasta ahora.