La música de cada día

 

Desde hace unos meses, el joven y emprendedor canónigo organista de Roncesvalles, Patxi Izco, nos regala a los amigos, colegas, compañeros y conocidos, todos los días,  de par de mañana, lo que yo llamo el maná musical. Una pieza breve de música, desde la más clásica a la más popular o sofisticada, precedida de una glosa, que es, más que una consigna, un punto o varios puntos de meditación para ese día. Para seguir caminando, que peregrinos somos todos, como los que ve y trata cada día Patxi en su atalaya de Orreaga. Veamos la ración espiritual que nos ha tocado hoy, miércoles, con el concierto nº 2 en Re Mayor (allegro) de Johann Melchior Molter, con Otto Sauer (trompeta piccolo) y Vlodimir Kotenko (órgano):  «Va la semana… y a marchas va la vida. Y siempre p´alante, como decimos los navarros. Y van los pasos necesitando un poco de fuerza para marcar el ritmo del vivir. Que no siempre es fácil, ¿verdad? El órgano acompaña a la trompeta ¿o quizás es al revés? ¿Qué sería de uno sin la otra en una maravillosa medlodía como ésta?  Y es que… ¿qué sería la vida sin el cansancio? Seguramente un devenir horizontal y átono. El cansancio nos hace intuitivos y creativos; al menos, para encontrar fuentes de paz y de sosiego. Nos saca del inmovilismo y de la rutina. Así que … a la aventura. Como el órgano y la trompeta, nos toca afinar y acompasarnos al ritmo de los que nos acompañan. Feliz miércoles».- No sé hasta cuándo aguantará Patxi ese esforzado  menester matutino, con el que nos hace llegar el regalo nutricio de cada jornada. Que sea hasta que él quiera. Pero siempre recordaremos estos días felices, cuando nos levantábamos por las mañanas y, entre las muchas -a menudo malas- noticias que leíamos al asomarnos al alfeizar del ordenador, escuchábamos una música, casi siempre alegre, que nos animaba a seguir viviendo y a seguir caminando por este  nuestro querido mundo.