Ya he escrito demasiado de las grandes. Hoy me refiero solo a las pequeñas. En la legisatura pasada, el Gobierno naccionalsita-independentista vasco en Navarra, gracias a la mala cabeza de UPN-PSN, impuso en todos los sitios oficiales el titulo en vascuence-euskara, Nafarroako Gobernua, precediendo siempre al castellano Gobierno de Navarra. Aunque el primero sea un idiioma muy muy minoritario. El Gobierno actual PSN-Geroa Bai-PODEMOS revirtió -una de sus pocas audacias en este campo- la precedencia anterior, como es lógico, pero, en media Navarra, los letreros con las dos lenguas no han cambiado, por aquello de la inercia, la costumbre, la indiferencia o la mala voluntad.
Algo parecido ocurre con los cambios de nombre, del castellano de toda la vida al vascuence-euskara, uno de las obsesiones y diversiones del nacinalismo étnico vasco en todos los campos, desde los nombres de los pueblos, de los montes, de los ríos… a los nombres de cualquier lugar, organismo o institución. En este terreno está casi todo por hacer.
Pongo dos cercanos ejemplos. La Estación de autobuses de Pamplona, la Estación de toda la vida, lleva ahora el nombre de Geltoki, poque al Ayuntamiento anterior, con mayoría también nacionalista-independentista así le pareció. Sin consulta alguno al pueblo, al que dicen servir. Y Geltoki sigue llamándose oficialmente. Mucho peor es que el Museo de Navarra, el Museo de siempre, lleva ahora como pirmer nombre Museoa. Solo poque el Gobierno de la legislatura anterior así lo deseó.
Y yo me pregunto ¿No hay nadie en la vida política navarra que comente, critique, denuncie estas, al parecer, pequeñas tropelías, estas diabluras del nacionalismo étnico, que atentan contra toda lógica, contra toda coherencia y contra toda civil convivencia? ¡Cosas semánticas!, dirán algunos lerdos, que no entienden ni lo que quiere decir semántica ni lo que quiere decir política. Y, no digamos, sus consecuencias, que ni siquiera las ven.