Las pretensiones de Salvador Illa

 

                  Claro que prefiero a Salvador Illa en la presidencia de la Generalitat de Catalunya, muy por encima de Puigdemont, Torra o Aragonés… ¿Pero a que precio lo tenemos? Al precio que pagar por el acuerdo de PSC-ERC, patrocinado por Sánchez. Con una financiación singular, que ni ellos saben cómo definirla y menos cómo ponerla en práctica; con la la exclusión del castellano de la enseñanza en Cataluña; con la vía abierta a las selecciones catalanas; con más dinero para «embajadas» en el extranjero, etc., etc., de todo  lo cual nadie habla.

Leo el discurso de Illa en la Festa de la Rosa. Una copia, en forma más amable, de lo que hubiera dicho, de haber asistido, Pedro Sánchez. Palabrería: solidaridad con España, defensa de la nación catalana,  bilateralidad con el Estado, la Cataluña que vuelve, defensa de la amnistía y del concierto -sin citarlo-, de los que renegaba, como Sánchez, hace poco tiempo. El discurso de un confederalista, no el de un federalista y, menos, el de una constitucionalista leal. Y ese disparatado paralelismo y hasta sinonismo entre el socialismo y la izquierda en general, cuando entre la izquierda histórica y actual encontramos algunos de los horrores mayores ocurridos en el mundo…

Pretende Salvador Illa, el bon home que es Illa, convencernos del buen acuerdo entre el PSC-ERC, partido este último independentista y en plena crisis, desde el que Sánchez ha querido cambiar la configuración de la España constitucional. Y hasta de la bondad del sanchismo… con los argumentos de Pedro Sánchez, aunque en clave de sol menor. Mala cosa.