Lo que España debe a Cataluña es un original y utilísimo libro, escrito por el historiador y catedrático castellano, ya emérito, Luis Suárez. Con motivo de su publicación, el autor fue entrevistado en diferentes medios de comunicación y fue dejando para nuestro provecho y regocijo algunas afirmaciones sintéticas, que deben hacer fortuna:
Cuando en el año 716 los musulmanes toman toda la Península Ibérica, la Hispania romana y gótica, los godos cristianos refugiados en el Pirineo catalán empiezan a decir, en ocitano: Spanya.
Cuando Guifré el Pelós (Wilfredo el Velloso), príncipe o marqués de la Marca Hispáinica, se independiza de Carlomagno, comienza a reconstruir Hispania.
Ramón Berenguer I, conde de Barcelona (siglo XI) es llamado apoderador de España. Y su nieto, Ramón Berenguer III, se casa con María, una hija de Díaz de Vivar, el Cid Campeador, quien indica a los catalanes el camino de la conquista del fértil Reino de Valencia.
Catalanes y aragoneses se unirán en Barcelona el año 1137 mediante capitulaciones matrimoniales entre Petronila, heredera de la Casa de Aragón, y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona.
El Reino de Aragón, que incluye los condados catalanes, es el modelo que hace cohonestar la unidad con la diversidad. Pere IV (siglo XIV) mantiene unidos los reinos de Aragón, Valencia y Mallorca, herencia de Jaime I, mediante el pactista Ordenamiento de Casa y Corte, primera Constitución de Europa. El Consejo Real que crea en Lérida es el precedente de nuestro Consejo de Ministros. Sus almogávares conquistan el mar Tirreno, Sicilia…, Atenas… y Jerusalén. Una especie de nuevo Imperio Romano.
Fernando II de Aragón, hijo de Juan II, rey de Aragón y de Navarra, se casa con Isabel de Trastámara, reina de Castilla, e impone su modelo aragonés. Hasta que, rey de la Casa de Aragón y regente del trono de Castilla, tras la muerte de Isabel (1504), cuando se siente morir, otorga testamento en Madrigalejo asegurando una corona unida, que hereda su nieto Carlos. Es el nacimiento del reino de España (22 de enero de 1516).
Catalán y castellano se hablaron siempre con toda libertad en Cataluña.