He conocido muchos y buenos jesuitas catalanes. Algunos de ellos han sido mis maestros.
En pleno verano me enteré que 14 del total fueron abusadores tras 145 denuncias contra 44 de sus miembros desde 1948. Los jesuitas catalanes publicaron sus nombres y apellidos; anunciaron que comunicarían a la fiscalía seis casos no prescritos y que se personarían como acusación. Del mismo modo informaron sobre su colaboración con la Asociación Betania para el asesoramiento en la reparación global a las víctimas (64 varones y 76 mujeres), casi todas ellas menores de edad.
Aunque la investigación no determinó que hubiera encubrimiento, sí que hubo clara omisión del derecho de ayuda a las víctimas.
Más positiva es la noticia sobre el trabajo de prevención y formación que se lleva a cabo en las escuelas de la Fundació Jesuitas Educació desde 2012, de la mano de la Fundación Vicki Bernadet. O el propósito del delegado de los jesuitas de Cataluña de asumir plenamente la responsabilidad moral de reparar a todas las víctimas, a pesar de la prescripción o la muerte del victimario en muchos de los casos. A lo que se añade la retirada de todos los reconocimientos y homenajes rendidos a los abusadores en vida o tras su muerte.
Todo ello fruto de los trabajos de la investigación y análisis llevados a cabo entre junio de 2023 y julio de 2024, con la colaboración del bufete Roca Junyent y en coordinación con otros profesionales y entidades externas expertas en abusos a menores, mediación y resolución de conflictos.