Si los perros y sus dueños son una excepción en la regla general del confinamiento durante el estado de alarma por la pandemia del corona-virus, ¿no debieran serlo las personas que sufren la enfermedad neurodegenerativa del alzheimer u otras similares, que necesitan salir de la actual reclusión?
¿No debieran las asociaciones de médicos, psicólogos, psiquíatras, convencer a las autoridades sanitarias y políticas de una nueva excepción, más necesaria si cabe?