Los vencejos

 

                     Ahora que comienzo otra novela de Fernando Aramburu, veo que dejé de decir que… ya terminé Los vencejos. Cada día leía un capítulo y llegué a pensar que eran infinitos. Comencé a cansarme, pasados ya las morbos eróticos, de las tardes del protagonista y su perra. entretenido con su amigo del alma, Patachula, y con la ex amiga y su perro. Por fin, no se suicidó a pesar de haber planeado media vida para eso.

Es una  bien escrita novela de costumbres, en forma del diario un profesor escéptico, incrédulo, odiador del género humano, comenzando por sus padres, su mujer, sus suegros, su hijo, su hermano, sus colegas del Instituto…, y terminando, parcialmente, por sí mismo. A veces se las da de ilustrado y nos regala una serie de consejos u ocurrencias de lujo. Además, repartió todos sus libros por diferentes lugares de Madrid y tal vez tengamos alguno de ellos.

Con 200 páginas menos, la novela se leería mucho mejor.