Me presta su abuelo una foto de Lucía, una niña fuerte, guapa y rubia de dos años, y su padre me envía por la Red una foto de ella en la nieve: albura sobre albura, luz más luz. Y yo le hago estas letrillas elementales:
Cuánta luz en tus ojos,
cuánta luz en tu risa,
cuánta luz en tu piel,
Lucía
Esa luz es eterna,
esa luz es antigua,
y a la vez es reciente,
Lucía
Esa luz nos deslumbra,
esa luz nos anima,
nos conforta y protege,
Lucía
De tu luz viviremos,
porque es fuente de vida,
de vida permanente,
Lucía
A tu luz acudimos,
que es pleno medidía;
a tu luz sonriente,
Lucía