Si Jesús resucitó,
de la muerte nos salvó.
Mas si le venció la muerte,
desdichada es nuestra suerte.
Y bien vana es nuestra fe,
si Jesús vencido fue.
Pero vivo le encontraron
los que muerto le lloraron.
Y con su fe consiguieron
lo que antes ni previeron.
Hasta dar su entera vida
por proclamar su venida.
Dios no dejó que su Ungido
fuera por siempre vencido.
Si Dios no es justo, no es Dios,
y entonces, una de de dos:
O todo tiene sentido.
O todo es un sinsentido.