Te hago luz de todas las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra (Is 49, 6).
*
¿Quién no temerá al Señor y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, poque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento (Ap 15, 4).
Él vino a restaurar las tribus de Jacob,
a convertir a los hijos de Israel.
Pero no quedó sólo en eso.
Dios le hizo luz de las naciones,
de Oriente y Occidente,
salvador esperado hasta el confín de la tierra,
rey de la paz por encima de todos los reyes.
Rey lo proclamarán un día
todos los pueblos de este mundo,
hechos un solo pueblo
que adora a su Señor.