Hemos vuelto a encontrarnos en la calle, a plantarnos en la calle, a ser testigos públicos en en la calle, en estos malos tiempos políticos, como salimos en aquellos malos tiempos de ETA, en la era de Plomo, en que la banda asesina robaba nuestras vidas. Sin llegar hoy a tanto, la política disparatada, mentirosa, egoísta y cobarde del presidente Sánchez sigue robándonos trozos de nuestra Nación a través de chantajes de separatistas vascos y catalanes, herederos de ETA-Batasuna, confederalistas autodeteterministas varios y comunistas podemitas.
Hemos salido a la calle porque queremos justiicia para todos y no impunidad para algunos. Porque queremos Constitución para todos y no el falso derecho de autodeterminación para unos pocos. Porque no queremos que los políticos, y menos los separatistas, juzguen a los jueces, ni que los delincuentes se absuelvan a sí mismos. Porque no queremos que nos gobierne el Parlamento de Cataluña, y menos con la actual composición. Y menos aún el verificador, hasta ahora anónimo, que nombre el prófugo de la justicia Puigdemont para que nos controle desde Ginebra. ¡A más bajo no podíamos llegar!
La Sociedad Civil Navarra en su actuación más audaz y más conseguida, ayudada por las asociaciones cívicas Doce-Doce y Pompelo, ha llevado a cabo un acto breve, democráticamente intachable, variado, alegre, muy sustancioso cívica y políticamente. Hemos encontrado por fin una voz común, no partidista, realista, cálida pero serena, firme pero siempre positiva, tonificante y aleccionadora. Y un campo libre y claro, que sea a la vez un refugio alejado de reñideros de gallos cotidianos y de confrontaciones cainitas.