Resulta que el papa Benedicto XVI acaba de nombrar nuevos cardenales, y, para colmo, la mayoría son italianos y curiales. Resulta que la mayorìa de la gente piensa que los cardenales sirven sobre todo o únicamente para elegir al nuevo papa. Me parece , la verdad, que es hora de acabar con este lujoso residuo medieval, que sólo complace a ciertos beneméritos y vanidosos prelados, maduros o ancianos, y tal vez a ciertos políticos locales satisfecho sporque de vez en cuando les toque en lote un cardenal. La elección del nuevo papa podrían hcerla mucho mejor los presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, ahora que hay medios eficaces sin tener que reunirse para hacer una fumata bianca. Ellos son a la vez los mejores asesores del pontifice a la hora de regir la Iglesia universal. En la Curia papal deberán trabajar expertos en todas las materias, que no necesitan para nada tener un capelo cardenalicio cuando comienzan o cuando acaban. Y algunos nuncios expertos, que conozcan bien el mundo de hoy, podían echar una mano en todos esos menesteres. La Iglesia de hoy puede cerrar cuando quiera las puertas del colegio cardenalicio, para ser más austera, humilde y universal, que es lo que importa.