No imaginaba la Virgen
del Pilar
que, el día de su venida,
en su honor no se formara
el desfile militar.
No imaginaba la Virgen
del Pilar
que la columna del pueblo,
en que poder asentarse,
fuera tan irregular.
No imaginaba la Virgen
del Pilar
que su predilecta España,
después de siglos y siglos,
fuera poco de fiar.