Leo con pasión el libro del psicólogo, psiquíatra y novelista norteamericano Irvin D. Yalom El problema de Spinoza, una exaltación vigorosa, tal vez demasiado acrítica, del filósofo judío portugués-holandés y su relación, a través del túnel del tiempo imaginario, con el nazismo hitleriano. Hoy me encuentro con una cita que el maestro de griego de Spinoza en Amsterdam hace de la Apología de Sócrates, de Platón, uno de mis libros preferidos, pero al que tengo un poco olvidado hace algún tiempo. La cita, de resonancias evangélicas, es ésta: ¿No te avergüenza tu avidez por poseer toda la riqueza, la fama y los honores posibles, mientras no te cuidas de dedicar un solo pensamiento a la sabiduría o la verdad, o al mejor estado posible de tu alma? La cita me causa una profunda impresión. Y me quedo un largo rato suspenso, como pocas veces me sucede, y menos en una novela.