Vuelvo a entusiasmarme con los Premios Princesa de Asturias. Es lo más alto y hermoso que podemos ver y oír-gozar en España durante todo el año. Además, esta vez con ese encanto de Princesa Leonor, que hoy ha estado espléndida en todo. Y el discurso de su padre el rey es lo mejor que podemos escuchar en los doce meses, mejor incluso que su alocución de la Nochebuena. No puedo ni debo aqui discriminar a ninguno de los premiados; todos son dignísimos y sus discursos verdaderos regalos para la mente y el corazón. Pero sí puedo decir que la presencia y la palabras de la deportista para-olímpica española Teresa Perales, del humanista asturiano José Andrés y de los científicos autores de la vacuna han sido momentos estelares. Tras ser premiados estos últimos, todo el teatro se ha puesto en pie. Para mí tambien ha sido muy cercano el premio de las Letras, otorgado al escritor, guionista, novelista, director de cine y televisión, Emmanuel Carrère, cuyo apasionante, meritísimo, parcialmente autobiográfico y polémico El Reino (sobre el evangelista Lucas, Pablo y Jesús) acabo de leer.
Una tarde de cielo.