Bajo unos montes azulencos, y entre el verdor de las praderas, la torre moderna de Saldías, como las de tantos pueblos montañeses, pastorea el hato de tejados rojizos y de fachadas blancas en hastial.
Hayas, robles, pinos y fresnos se reparten escalonadamente las alturas.
Pasan las nubes, como la pasa la vida, un día tras otro, y apenas si algo cambia, sino las estaciones, tan parecidas siempre.
Los paisanos, siguiendo atávicas costumbres, vallan los espacios de su propiedad, como valla el reloj parroquial, que está dando la hora, el tiempo solar para fijarlo y ordenarlo. Pero la primavera no tiene límites.
Negua joan da,
gaur udaberri.
Oa, egun beltza,
ator, egueldi,
(Ha pasado el invierno
y hoy es primavera.
Vete, día negro,
ven, estación serena)
cantó Orixe,el exquisito poeta vasco, criado en Uitzi-Huici.