Ya es un desgraciado lugar común decir, escribir, oír y leer que los jóvenes que llegan a la universidad tienen una abismal falta de información y formción, no sólo en cuestiones científicas y literarias, sino incluso en cuestiones cívicas, éticas y religiosas. Vengan de unos colegios o de otros, de éstos o de aquellos institutos. Y mientras se pasan muchas horas algunos padres y algunos hijos discutiendo a favor o en contra de la Educación para la Ciudadanía (EpC), lo más urgente sigue siendo preguntarse qué educación cívica, ética y religiosa se ofrece a los chicos y chicas en toda clase de colegios y de institutos. Además del precio de los libros de texto, del número de aulas, de las becas y de otras cosas similares muy importantes, pero que parece que son las únicas que nos preocupan.