¿Por qué hacer propaganda ideológica es correcto y evangelizar no lo es?, preguntaba y se preguntaba sabiamente la periodista catalana Pilar Rahola, hace dos semanas, en un inédito pregón del DOMUND en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona. Rahola cantó admirablemente la vocación misisonera de miles de cristianos y la muerte gloriosa, martirial, de muchos de ellos, en concreto la de su paisana, y en esta bitácora recordada, Isa Solá, asesinada hace unos meses en Haiti. Todo el pregón merece una lectura atenta y agradecida. Como es bien sabido, la periodista pregonera no es cristiana, se declara agnóstica, y fue duante años una personalidad importante de Esquerra Republicana de Catalunya. Sinrazón que ha bastado para que algunos bellacos hayan criticado la encomienda del pregón a tal pregonera, olvidando, como ha dicho el nuevo e inteligente arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, que la evangelización no siempre la hacen los obispos y sacerdotes, y que, encontrándose con gente de afuera, con aquéllos que no se consideran creyentes, pero tienen una actitud positiva, concretan así un mensaje fundamental de Benedicto XVI, cuando hablaba de los nuevos areópgaos y de establecer diálogo con los que no están dentro de la Iglesia. Todo un paso audaz del director de las Obras Misionales Pontificias de España, Anastasio Gil, y de la Iglesia de Cataluña, con el arzobispo Pujol de Tarragona y el nuevo arzobispo de Barcelona al frente.