Mientras veo/oirgo el debate sobre el estado de la Nación -uno de los pocos lugares oficiales donde aparece la palabra nación-, voy viendo/leyendo el último número de la revista Caritas. Todos los números de la revista hablan siempre de proyectos en acción o de la acción en proyectos. Pero en el último de abril, dedicado expresamente a la crisis, sin olvidar su preocupación internacional -Armenia o República Democrática del Congo-, se repasan en la sección S.O.S. lo que está haciendo la organización católica en Huesca, Mondoñedo-Ferrol, Huelva, Barcelona y Albacete.Y se dedica una sección especial al proyecto Vincles (vínculos) sobre la salud mental como eje de la acción social, para personas que padecen un trastorno mental severo. El proyecto nació en Barcelona, en julio de 1999, y se define como la atención integral. Se creó a instancias del Gabinete de Atención y Orientación Psicológica y de los trabajadores sociales, que detectaron que un número considerable de personas con enfermedades mentales se dirigían a los servicios de Cáritas Diocesana de Barcelona para pedir ayuda, y con las que el trabajo para mejorar sus situación social se hacía muy difícil, ya que se veía continuamente interferido por su enfermedad.- Sin que nadie les mencione en el debate del Parlamento, sin hacer ruido, sin esperar publicidad, sin detestar a nadie que no piense como ellas, miles de personas trabajan cada día en proyectos concretos en acción, ahora contra la crisis, y siempre coontra la miseia, la injusticia, el hambre, la soledad o el miedo. ¿No podrían los periódicos, las radios, las televisiones, que dedican tanto tiempo y espacio a la crónica negra, a los sucesos más inhumanos de cada día, dedicar un poco de atención a todo esto, tan positivo, tan humano, tan liberador?