Una mano amiga me regala un racimo de refranes, preparado como una felicitación de cumpleaños. A pesar de mi vieja afición a los refranes, no conocía la mayoría de ellos , fuera de Por San Blas /la cigüeña verás, y poco más.
Los más insisten en lo ya dictado por el adagio popular de Febrerillo, loco, así, en diminutivo menospreciador, lo mismo que Febrerico o Febrerín, como si de un locuelo, pillastre o sinfundamento se tratara: inestable, inseguro, veleidoso, tornadizo, engañador. Entre enero y marzo, entre el invierno crudo y la primavera próxima, ni una una cosa ni otra:
Febrerico corto / un día peor que otro.
Febrerico orate / cada día un disparate.
Febrero / un día al sol y otro al brasero.
El sol de febrero / no dura un día entero.
En Febrero / se hiela la ropa en el tendedero.
Febrero febrerín / el más crudo y el más ruin ( Aqui la rima lleva al refrán al exceso).
Febrero, si treinta días tuviera / nadie con él pudiera (Jugando con el bisiesto).
No es tiempo de frutos, ni de animales ni de vegetales:
La oveja que pare en Febrero / ni oveja ni cordero.
La flor de Febrero / no llega al frutero ( Por los hielos inminentes)
Pero, en fin, alguna cosa buena tiene Febrero:
Árbol podado en Febrero / tendrá fruto duradero