Te traigo, niño, al pessebre,
este día de invierno primaveral,
la belleza del Tarragonés,
con sus pinos, con sus playas, con su mar.
La villa romana modélica de Munts,
la cantera decisiva de Médol
y el arco majestuoso de Bará.
Tamarit y su castillo,
Altafulla y su casco medieval.
Y para tu mayor sorpresa,
sobre el mar y sobre rocas,
el Roc de San Gaietà,
con su barrio catalán de pescadores
y sus patios andaluces
llenos de luz y de sal.