En todos los tiempos se han hecho aspavientos sobre el relajamiento moral. Incluso en el racionalista, liberal, optimista siglo XVIII. La indiferencia por la otra vida, que arrastra a la molicie respecto a ésta -escribía Montesquieu- nos hace insensibles e incapaces de todo lo que supone un esfuerzo… Y su colega inglés Bolingbroke: El amor a la libertad, el celo por el honor y la prosperidad de la patria, el deseo de gloria se han trocado en una indiferencia general, en una vil sumisión, en un violento deseo de riquezas…