Reprobación

Los herederos de quienes no sólo reprobaron, sino exaltaron e imitaron a los mayores tiranos del mundo moderno comenzando por Lenin-Stalin y acabando por Mao y Pol-Pot. Los que, ellos mismos, jamás han reprobado a un tirano de su ideología, sea Castro o los innombrables presidentes de Corea del Norte o  de Zimbawe. Los que han dejado  y dejan pasar, sin reprobarlas nunca, las mil inhumanidades dichas o hechas por políticos y hombres públicos de toda laya, quieren ahora reprobar no sé si directamente al papa Benedicto XVI o sus palabras sobre el preservativo contra el sida -de cuya inoportunidad dije algo en esta cuaderno-, al comienzo de su viaje a Camerún y Angola. Risum teneatis, diría el poeta Horacio. Pero ahora hay que retener a la vez la risa, la pena, la vergüenza y la indignación.