Resurrección-Ascensión

 

         La Ascensión destaca el aspecto teológico de la Resurrección: Jesús ha venido de Dios y a Dios retorna, en gesto de comunicación escatológica y trinitaria. El evangelista Lucas, autor de su Evangelio y del libro de los Hechos, ha reelaboado tradiciones anteriores que hablaban  de una aparición de Jesús en la montaña (Mt 28, 16-20), pero esta montaña no se encuentra ya en Galilea, sino en el entorno de Jerusalén, como lugar de despedida: Luc, 24, 50-51; Hech 1, 6-11. Jesús no puede convivir con nosotros en la forma antigua, ni puede aparecerse por doquier, en cualquier tiempo y circunstancia. Se va a la derecha de Dios Padre, para dejarnos en libertad y ofrecernos su Espíritu.

Lucas quiere decirnos en esos textos que Jesús ha subido hasta la altura de Dios, desbordando el plano de la historia y geografía de la tierra. Pero esa elevación es a la vez promesa de retorno. Y promesa del envío del Espíritu. Que, al mismo tiempo, hace posible, el tiempo de la Iglesia, como Pueblo de Dios, en este mundo.

La Ascensión, verdadero logro literario de los evangelistas a la hora de comunicar a los hombres el sentido último de la Resurrección, es la culminación pascual del Cristo.