«Revuelta de mujeres en la Iglesia»

 

     Ese es el título de la plataforma de mujeres, que el 1 de marzo de este año se congregó ante los muros  y la valla de la catedral de la Almudena de Madrid -600 personas-, con réplicas menores en Barcelona, Valencia, Sevilla o Zaragoza. Al grito de ¡Basta ya!, y entre muchos aplausos, se proclamó el manifiesto de las entidades firmantes, femeninas en su mayor parte, pero también de movimientos apostólicos: la JEC o la JOC. Con reivindicaciones tales como el acceso al diaconado y al presbiterado, la teología feminista, una nueva moral sexual, la diversidad de las familias y orientaciones sexuales…, y con críticas a la discriminación de la mujer, al autoritarismo y  a múltiples formas de injusticia e invisibilización.

Entre lecturas del Evangelio, danzas, cantos, cuentacuentos y oraciones, evocación de mujeres trasngresoras y silenciadas -comenzando por María de Nazaret y María Magdalena y acabando por Edith Stein-, y un quita y pon de pañoletas violetas, clamaron por una profunda reforma de la Iglesia, por la igualdad como costumbre, por un proceso imparable de feminización en las comunidades católicas… Alguna de esas teólogas rebeldes llegó a exclamar: ¡Nos han robado la palabra, nos han robado nuestras raíces!