Bueno, ya podemos estar contentos. Ya nos ha dicho por fin el excelente novelista Rafael Sánchez Ferlosio que odia a España desde siempre, entre otras cosas porque somos un pueblo muy aficionado al deporte, a las Olimpíadas (?), pero que, a pesar de todo, no se va de España. Hombre, hubiera sido mejor, para no tenernos tanto tiempo en la ignorancia y en el error, que lo hubiera dicho, hace meses, en el aula magna de la vieja universidad de Alcalá de Henares, cuando le entregaban el premio Cervantes, que vaya si era patriota. Entonces hubiera sido mucho más resonante la monserga, ya habitual en ciertos intelectuales abstractos, y podía haber entregado el dinero correspondiente para la causa del antipatriotismo. Ya había don Rafael matado con fortuna otras veces a su ilustre padre falangista y franquista de primera hora, Rafael Sénchez Mazas, y no hacía falta rematarlo. Como estoy habituado a distinguir en una misma persona el buen filósofo del mal político o el buen novelista del mal arquitecto, etc., también he aprendido a separar el bien decir del mal pensar. Ferlosio confunde, una vez más en la historia, el patriotismo con el patrioterismo y con el nacionalismo extremoso. Evoca y elogia al joven Savater del libelo Contra las patrias. No creo que le convenga ahora al fundador de UPyD que le tengan por un antipatriota redomado, después de que la meritísima Rosa Diez haya hablado tanto de España frente a los fanáticos patriotas vascos y al mismo tiempo fanáticos antipatriotas españoles, si quiere seguir teniendo una tan dinámica diputada en las Cortes. Pero, en fin, es cosa suya. Yo me remito de nuevo a todos los buenos patriotas que en el mundo han sido, son y serán.