¿Saldremos mejores de ésta?

 

     Esta es una pregunta cotidiana que toda institución, toda publicación, y hasta todo autor que se precie han estado lanzando al aire desde el pasado mes de marzo. Las respuestas no pueden ser más plurales: No hay mejores ni peores, todo es indiferente; el pesimismo no es exacto; saldremos más individualistas; todo es incierto; será un mundo mejor…

Salvo una catástrofe mundial, en forma de mortandad, que alteraria todos los datos, creo que esta crisis está dentro de una situación económica, política y cultural mundial, que no podemos olvidar. Y hoy podemos decir, sin que nos tiemblen las meninges, que la situación mundial, contando los cinco continentes, es mucho mejor que hace un siglo y que hace cincuenta años, incluyendo las estadísticas del hambre y de la guerra. Con todos los fallos y excepciones que se quiera, nunca hubo en la historia un reconocimiento tan firme y difundido de los derechos humanos. Nunca fue tan viva la crítica y la denuncia de toda clase de  abusos y de injusticias en todo el mundo. Ni tan nítida la conciencia de la necesidad de respetar los recursos naturales y  el medio ambiente como ahora.

Podría seguir escribiendo cosas parecidas un buen rato. Pero decir lo esencial y callar el resto es más inteligente. La actual pandemia puede avivar esa conciencia, esa lucidez, esa voluntad de bien y de perfeccionamiento en todo el mundo. No puedo probarlo, pero no encuentro razón alguna para decir lo contrario.