– Uno de los verbos acusadores -por vagos, más dañinos-, que utilizan ciertos medios informativos, es el de salpicar. ¿A quién no le salpicó algo alguna vez?
– Los que cobran o pagan en negro no tienen las manos blancas.
– Que el consumo te consuma, leo, escrito a mano sobre el anuncio de una película, en un panel callejero de Bilbao. Es una maldición genuina de nuestro tiempo: en vez de consumir (máxima aspiración), ser consumidos (máxima pena).