Salvar a los niños

 

La presidente de la ONG internacional Save the Children en España acaba de declarar, alto y claro, que el 84% de los abusos sexuales de menores en España tiene lugar en el seno  familiar o en el cercano de parientes y amigos. Malo y triste  es que eso mismo suceda en el ámbito escolar, en el deportivo, y no digamos en el eclesial-religioso. ¿Pero en el familiar y parental?

Y, sin embargo, ni al diario El País, ni al fiscal general del Estado, ni a varios partidos politicos -entre  ellos, BILDU, siempre tan amable con los niños, que hasta muchos de sus miilitantes aplaudían cuando los mataban!-, ni a la Mesa del Congreso, y ni al mismo Gobierno español se les ha ocurrido que en el proyecto que preparan, aunque con gran división de opiniones en cuanto al método, se tenga en cuenta esa tremenda estadística… y solo se hable de los menores abusados en el ámbito eclesiástico, que no llegan al 1 por ciento ¿Será que todos tienen un sumo empeño en salvar los colegios públicos y los centros públicos y, en cambio, en purificar a la Iglesia que peregrina en España, según los propósitos y consejos dados por el papa Fancisco a todas las Iglesias del mundo? ¿Será que no quieren ser menos que Francia, Alemania, USA o Austria? ¿O dejarán para más tarde la investigación de los abusos a los que se refiere la presidente de Save the Children?

¿Y no será que es mucho más difícil que algún niño o niña se atreva, aun de mayor, a denunciar a su padre o a su madre, a su hermano o a su hermana, al abuelo o a la abuela, al tío o a la tía, al vecino  o a la vecina? ¿Y que cualquier investigador lo tenga mucho más difícil con esas personas particulares, mientras parece mucho más cómodo, y hasta mediático y útil, vérselas con obispados y arzobispados, conventos, parroquias,  colegios y residencias?