(Mt 17. 1-9)
Pedro, Santiago y Juan
eran los tres discípulos
más renuentes en aceptar
el genuino destino de Jesús.
El Maestro los llevó
hasta un monte alto,
figura del Sinaí,
el monte del encuentro
revelador con Dios,
sol que blanquea de luz el mundo entero,
y luz es sobre todo su Hijo y su Palabra.
Era el gozo del encuentro.
Pedro confunde al Maestro con Moisés y con Elías
-la ley y los profetas-.
cuando pide tres tiendas
para cada uno de los tres;
quiere parar el tiempo de la dicha,
vivir allí felices para siempre.
Pero la voz de Dios de entre la nube
teofánica
elige sólo a Jesús, su Hijo y su Palabra:
él solo merece que le escuchen.
La nube en un instante se deshizo
y bajaron del monte a tierra llana,¨
la tierra del vivir de cada día.