Para el estudio de un libro en un punto muy concreto, donde se cita al multimillonario, financiero y filántropo George Soros, nacido en Hungría y nacionalizado en USA, uno de los hombres más controvertido del mundo, ando mirando citas, referencias, críticas, estudios, libros sobre el personaje, siempre citado en cualquier teoría de la conspiración. Entre miles y miles de páginas dedicadas al fundador de la Universidad Centroeuropea, con sede en Budapest y ahora en Viena, doctor honoris causa por la Universidad de Oxford y de Yale, entre otras, leo que el hombre más perseguido en su propia patria por el Gobierno de Viktor Orban, fue uno de los pocos hombres públicos que previó lo que, después de unos pocos años, iba a suceder en Ucrania.
Ya en marzo de 2014 reclamaba a la Unión Europea un Plan Marshall para Ucrania y en enero de 2015 lo concretaba en 50.000 millones para el rescate de ese país. En julio de ese mismo año declaró que la anexión de Crimea a la Rusia de Putin era un desafío al orden mundial imperante y específicamente a la Unión Europea, precipitando un colapso financiero y político en el país invadido. En noviembre siguiente, Rusia prohibió las Open Society Foundations y el Open Society Institut, que Soros había fundado en la Federación Rusa a favor de la democracia, porque amenazaban los cimientos del sistema constitucional ruso. Estallada la guerra, la Fundación Soros, implantada en 60 países del mundo, anunció la creación de un fondo especial para recaudar fondos al servicio del Gobierno de Kiev. En mayo del año pasado se hicieron famosas sus palabras en el Foro Económico Mundial de Davos sobre la invasión de Ucrania por Putin, que puede haber sido el comienzo de la Tercera Guerra Mundial, y cuando añadió que derrotar a Putin es la mejor y quizás la única forma de preservar nuestra civilización.
Durante estos últimos meses Soros ha sido, por varias vías, uno de los donantes más generosos a favor del pueblo ucranio.