Soy Charlie – Hebdo, en cuanto estoy a muerte contra todo terrorismo. Soy Charlie – Hebdo, en cuanto estoy contra toda pena de muerte, en cualquier momento, lugar y condición. No soy Charlie-Hebdo hasta identificarme con todos sus contenidos. incluidas las blasfemias, demasiado frecuentes y groseras, contra las tres grandes religiones del mundo, y las burlas, entre injuriosas y calumniosas, de personas que merecen siempre respeto y muchas veces gratitud y veneración. Sé muy bien que ningún derecho existe, si no va acompañado del correspondiente deber de reconocer el de los demás, y que ningún derecho humano es absoluto, incondicional y separado de los otros. En las incontables veces en que he tenido que enfrentarme con crímenes terroristas, sobre todo de ETA, nunca me he identificado, por consigna alguna seudeoprogresista, o arrastrado por la moda del momento, con lo peor de algunas víctimas o con las víctimas mismas en todo aquello con que no es moralmente debido identificarse. Nadie tiene derecho a una fama que no le corresponde. Y el homenaje obligado a las víctimas no exige la rendición incondicional a su ideología y actuación.