Como lo hizo en otra ocasión singular, o en la última conmemoración del Dos de Mayo en Madrid, Pablo Manuel Iglesias Turrión acaba de sacar a relucir el patriotismo. Cosa fácil, porque tanto la izquierda como la derecha de este país hace años que lo abandonó por completo. ¿Dónde están aquellos poetas comunistas españoles, desde Miguel Hernández a Gabriel Celaya, a los que no se les caían las palabras España y Patria de la boca? Después hemos comprobado que la España comunista o hipotérticamente comunista era la Patria, y otra cualquiera no. Como en Rusia como en Cuba, como en China. Cuando llegó la segunda guerra mundial, la Unión Soviética se convirtió en la Madre Rusia, en la Madre Patria Rusa para Stalin. Pero ante este ardid de una estrategia populista, de Pablo Manuel Iglesias, no tiene razón, en su conjunto, el editorial de El País, Todo por la Patria, donde se resume toda la endeble ideología progresista sobre la nación y el patriotismo, de obligado cumplimiento por todo aquél que quiera ser moderno en este país. No. La patria no es una noción de reminiscencias preconstitucionales y estrechamente asociadas al más rancio nacionalismo. ¿Así era tal vez antes de 1812? ¿O antes de 1978? Los miles de millones de patriotas que en el mundo han sido, desde Esquilo y aun desde Homero, ¿habrán sido preconstitucionales y rancios, porque lo diga El País? ¿Es que el llamado patriotismo constitucional, único tolerado por un progresista que se precie, no se encarna en un hombre que, además de sentimientos, tiene convicciones, voluntades y proyectos, memoria e imaginación? ¿Tan corto es el repertorio filosófico de este periòdico, que apelar a la patria, pueblo, gente…, sea sólo apelar a la emoción, apelar a los sentimientos, utilizar emociones primigenias? ¿Es que la emoción y los sentimientos son atributos meramente animales, brutales tal vez? ¿Es que sus redactores creen que los sentimientos y las emociones no tienen nada que ver con el intelecto, con la razón, con la voluntad del hombre?. Más acertada, en cambio, me parece la crítica de la combinación imposible del patrotismo plurinacional. ¿En qué quedamos -podemos preguntar a PMIT-, España es una patria o una pluripatria? ¿La patria es España o sólo el Estado Español, como los podemitas de todas las regiones llaman siempre a España? ¿Es que el Estado puede llamarse patria? Aclárense. De todos modos, en los discursos del mitin de Podemos, ayer en Barcelona, ninguno de los líderes podemitas mencionó la palabra Patria, ni siquiera la palaba País, sino, a lo más, la palabra Pueblo... ¡Un poco de coherencia y de audacia intelectual!