Para el escéptico, el indiferente y el populista, la verdad es una opinión más.
El político y politólogo vasco Joseba Arregi, ex consejero peneuvista, defendió con brío la monarquía constitucional, como indicadora de la posibilidad y encarnación de la plenitud y promesa del todo; como conciencia del pluralismo necesario, y como la fuerte institución democrática que actúa de conciencia crítica de todos los poderes, sometida como está a no ejercer ningún poder. Todo lo contrario de lo que piensan los viejos republicanos recalcitrantes.
El colmo lingüístico: hablar y hablar y no decir nada.