Es en verdad todo un signo de los tiempos. Tenía que llegar. Millones de miembros del antiguo Imperio británico, -ése que sigue siendo todavía un obstáculo para la Unión Europea- emigraron al Reino Unido o se quedaron a vivir en él, con todos los derechos y deberes de los británicos de solera. Fueron sobre todo indios, pakistaníes, de Bangladesh. El nuevo alcalde de Londres es uno de ellos, hijo de uno de ellos. Hombre de barrio, de sindicato y laborista. Y musulmán devoto e ilustrado. No como su contrincante, hijo de multimillonario judío, y laico: es decir, en este caso, ateo. Los que durante décadas no se conmovieron porque grandes ciudades de la vieja Cristiandad, de Francia, Italia o España, tenían alcaldes indiferentes, agnósticos y ateos, ¿se reblandecen ahora ante el regidor islamita londinense? Yo les tengo dicho a gente de mi pueblo, hasta hace unos pocos años cien por cien católico y noventa por cien carlista: -Con todo el dolor del alma, prefiero que dentro de un siglo o de dos, si las cosas van así, la iglesia monumental de Mañeru se convierta en mezquita de musulmanes piadosos o en templo budista / hindú para sus vecinos chinos o indios, antes que dedicarse a sala compartimentada de usos múltiples, a salón de baile y danza, o a garage y hangar de coches, camiones, maquinaria agrícola, autobuses y helicópteros. O a cualquier otra cosa.